martes, 16 de septiembre de 2008

En la infancia

Quizás era el tiempo el que estaba demente o quizás mi cordura no quería escucharlo, alguien me dijo que había venido de un más allá, un sitio repleto de riqueza espiritual, yo me preguntaba ¿espiritual?, que miedo ver espíritus, ¿no?, yo intrigado por semejante desdicha que enturbiaba mis pensamientos, no tuve más remedio que intentar seguir su sombra para conocer más profundamente ese perdido abismo que me exponía ante mis deseosos ojos, cada paso adelante que daba mi razón retrocedía.
¿Quizás mi cordura no llegaba a entender lo que me quiso exponer aquel individuo?, ¿fue realmente eso lo que me quiso mencionar?, yo por más que intentaba rodear mi visión hacia parajes más ocultos seguía sin precisar nada interesante, durante un tiempo seguí su rastro sin más dilación salvo cuando me llamaba la madre naturaleza para ayudar al proceso evolutivo, mi intriga se convirtió en locura lo que llegó a desatar un remordimiento por conocer dichos parajes lo que me impulsó a volver a intervenir sobre su persona, yo no he encontrado ningún paraje repleto de espíritus ricos, como usted me dijo, a lo cual, éste me contesto con cara de extrañeza y a la vez de picardía, "yo le dije que vine de un más allá donde una existencia superior a ti y a mi nos mandan por un camino hacia la salvación de nuestras almas".
En ese momento perdí la noción del tiempo, ahora sí he entendido, no existían esos espíritus como yo intentaba recapitular en mi cerebro, era un pensamiento medroso sobre la existencia de nuestro propio ser, donde un supuesto individuo superior a toda la humanidad nos manejaba y controlaba en todos nuestros actos de voluntad, entonces lo que yo me replantee fue, ¿entonces dónde empieza nuestra libertad?, donde algo ficticio sin cavidad física delimitaba un cuerpo, un sentimiento, un pensamiento... ¿y por qué ese hombre iba con tal atuendo sobre su cuerpo? ¿también era impuesto por éste ser superior? y sobre todo ¿la salvación de nuestras almas? ¿la salvación comienza donde termina la muerte o donde empieza ésta? pero si a tu cuerpo llega el fallecimiento, ¿donde se encuentra la salvación? ya no puedes salvar tu cuerpo, el se ha perdido en un nuevo abismo, ¿el alma? sin cuerpo no hay alma, sin alma no hay sentimientos y sin éstos no hay pensamientos, por lo tanto mi deducción es que sólo se cree en esta existencia como una fuga de nuestra propia verdad, un sentimiento de la mayoría de la humanidad basado en los cimientos de la cobardía, nuestra propia verdad no es otra que la muerte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Miedo

Miedo al pensamiento único,
miedo a que mis pensamientos únicamente
quieran vivir rodeados de palabras
que cobren vida propia
y se unan formando frases.
Frases que lancen al cielo
mensajes de humo que oscurezcan el horizonte.

Miedo al miedo.
Miedo al miedo de tener miedo.
Miedo a la gente
y a que la gente me tenga miedo.

Miedo a la soledad, a la sin razón, a la violencia, a la locura,
a la religión, a la mentira, a la muerte.
Miedo a que la muerte me quite la vida
y miedo a que esta vida
me dirija directo a la muerte.

Tengo miedo, mucho miedo



El miedo al sin-sentido de la vida, el miedo a lo desconocido, es lo que ha hecho que tengamos que dar una explicación en forma de fe, en forma de otra-vida después de esta-vida

elpoetaperdido dijo...

Tu mismo me lo estás respondiendo, el miedo a lo desconocido es lo que conlleva a que la gente se mueva a base de la fe, y no viva realmente la vida, perdiendo su vida en que va a perderla, carpe diem

elpoetaperdido dijo...

he querido decir perdiendo su vida pensando en que la va a perder

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