sábado, 4 de octubre de 2008

En la adolescencia

¿Por dónde empezar?, claramente por el principio, tras una velada nocturna sobre aires escondidos de mi pasado olfato, sobre una tela esmeralda iluminada de una tenue luz procedente de farolas que, a simple vista, parecen bastos gigantes, que intentan apagar la luz de tu ser; reflexionaba sobre un cosquilleo nunca producido antes sobre mí, un viento surcaba mi ser cuando miraba ese mar lleno de estrellas donde no existía horizonte; se fundía directamente sobre mí. Cuando llegué a la parte húmeda del río, me empecé a quedar sin respiración sobre dicho elemento, lo único que yo deseaba es que me sumergiera hacia el interior de éste hasta sumergirme completamente en él, pero sin embargo era una sensación extraña, a la vez que me sentía humedecido, se producía una antítesis de razón, ya que sentía nacer un fuego en mi cuerpo a la vez que me humedecía en dicho río.
Bueno no me gusta alardear tanto de mis buenas sensaciones, prefiero ser algo más humilde que la mayoría de mi asqueroso entorno, quizás nunca me he parado a pensar lo importante que puede ser una estabilidad emocional, pero creo que ahora no es el momento, lo viviré, que me satisface más.
Dejaré ya el tema que me subo por los montes de Úbeda, a lo que iba, mientras vivía esta situación observé que no estábamos sólos, una presencia sumergida en frascos de agua, se ensombrecía sobre su propia luz, poco a poco iban derrotándose sus ansías de volar, de ser libre, de respirar amor... no la conseguía divisar bien, pues estaba a una cierta distancia de dónde nos encontrábamos.
Mi carácter altruista me hizo acercarme lentamente a esa enturbiada presencia, conforme la sentía más cerca de mí, su imagen se iba aclarándose a mi mirada; me acomodé indiferenciadamente a su lado, era una muchacha de tez oscura, velo pardo sobre su cabeza y de mirada perdida. Sorprendida de que me sentara sin más indiferencia, me miró e impulsivamente como si su razón se lo pidiera, se fundió en un cálido abrazo con mi sorprendida tez de ver semejante impertinencia, pero rápidamente comprendí que no era una impertinencia sino una necesidad, una necesidad de resarcirse de algo injusto que le había deparado su vida, no hacía falta que me expusiera ningún argumento, yo ya conocía su desdicha, como a la mayoría de sus semejantes que se encuentran en esta comarca hipócrita y segregacionista; mi alma y mi vida se acercaron a ella y la abrazamos juntos para mostrarle el camino a la libertad y a poder volar sobre esta déspota sociedad.

2 comentarios:

Tirao de la Vida dijo...

Un gran texto currado..

Es intenso me ha gustado.. =D

Bueno que sigue escribiendo que se te da bastante bien

Salud y libertad

Anónimo dijo...

Buenas Felix, soy Jorge de la facul, ya vi tu blog, he leido algunos textos y no están mal la verdad, me gustaría que escribieses uno de tus sueños, no me refiero a sueño como deseo, sino a un sueño que hayas tenido, o sino, uno que inventes, todo ello con las incongruencias que pueda tener y toda la parte ilógica que conlleva, no es que deba tener un mensaje, ya que a veces hay que dejarse llevar y simplemente escribir, sin pensar cada palabra y sin pensar que cada escrito tiene que tener una razón, a ver que tal sale :)
pero vamos es solo una sugerencia, por cierto, en la encuesta, la misma pregunta se responde sola.

Enga illo ns vms en clase jejeje

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